viernes, 28 de octubre de 2016

martes, 5 de abril de 2016

El inicio de las misas papales

Explicación del inicio de las misas presididas por el papa.

viernes, 4 de marzo de 2016

miércoles, 2 de marzo de 2016

La bendición final de la Misa


A partir del siglo XII, el Rito Romano incorporó que el sacerdote impartiera la bendición al final de la Misa, cuando aún se encontraba en el altar, con la fórmula que todavía hoy se usa: “La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo”.

En la Edad Media se buscó que la bendición final fuera distinta despendiendo de si celebraba un obispo o un sacerdote, por lo que el obispo bendecía con la mano, mientras que los sacerdotes lo hacían con algún objeto sagrado, como un crucifijo. Con el tiempo, se quitó este objeto, pero se diferenció la bendición del obispo con la del sacerdote porque se agregan invocaciones al Nombre del Señor antes de que bendiga el obispo.

Actualmente la bendición del obispo es de la siguiente forma. Con mitra dice: “El Señor esté con ustedes”, a lo que se responde “Y con tu espíritu”. Luego dice: “Bendito sea el nombre del Señor”, a lo que se responde “Ahora y por siempre”. El obispo dice: “Nuestro auxilio es el nombre del Señor”, y se responde “Que hizo el cielo y la tierra.” En ese momento toma el báculo con la mano izquierda y dice:  “La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo, y Espíritu descienda sobre ustedes”, mientras traza una cruz en la mención de cada Persona Santa: la primera a la izquierda, a continuación en el centro, y finalmente a la derecha.

En la forma tradicional la bendición es distinta:

1.- El obispo, con mitra, dice: “Dominus vobiscum” (El Señor esté con ustedes), a lo que se responde “Et cum spiritu tuo. (Y con tu espíritu).

2.- El obispo se hace una cruz en el pecho con la mano derecha mientras dice Sit nomen Domini benedictum. (Bendito sea el nombre del Señor), a lo que se responde  “Ex hoc nunc et usque in sæculum” (Ahora y por siempre).

3.-El obispo se santigua mientras dice “Adjutorium nostrum in nomine Domini” (Nuestro auxilio es el nombre del Señor), a lo que se responde “Qui fecit cælum et terram” (Que hizo el cielo y la tierra).

4.- El obispo abre y levanta las manos al ancho de los hombros y la altura de la cabeza mientras dice: “Benedicat vos omnipotens Deus” (La bendición de Dios todopoderoso).

5.- Une las manos nuevamente, toma con la mano izquierda el báculo y dice “Pater, et Filius, et Spiritus Sanctus” (Padre, Hijo, y Espíritu descienda sobre ustedes), mientras traza una cruz en la mención de cada Persona Santa.


En el caso de los sacerdotes, la Instrucción General del Misal Romano dispone que deben de extender las manos y saludar al pueblo diciendo “El Señor esté con ustedes”, a lo que el pueblo responde: “Y con tu espíritu.” Tras ello, el sacerdote debe unir las manos, e inmediatamente poner la mano izquierda sobre el pecho y elevar la mano derecha, agregando: “La bendición de Dios todopoderoso” y, mientras traza el signo de la cruz sobre el pueblo, proseguir: “Padre, Hijo, y Espíritu Santo, descienda sobre ustedes” .

En algunos manuales de liturgia, no obstante, señalan que en palabras “La bendición de Dios todopoderoso” el sacerdote debe abrir y levantar las manos al ancho de los hombros y la altura de la cabeza. Ello, porque el Evangelio de Lucas describe que nuestro Señor, antes de ascender al cielo, bendijo a sus discípulos “levantando las manos”.

Esto sí estaba prescrito en la forma tradicional, pero en la nueva forma no dice nada.

En esos manuales se indica, también, que el singo de la cruz de la bendición debe hacerse sólo al mencionar al Hijo. Es decir, que mientras se menciona al Padre y al Espíritu Santo las manos deben de estar juntas. La razón que se aduce es que fue por Él que fuimos salvados en el sacrificio de la cruz. Señalan que una prueba de ello es que los libros litúrgicos ponen una cruz después de que está escrito “y del Hijo”.


Las rúbricas no indican nada, e incluso en misas de la forma tradicional se traza la cruz mientras se mencionan a las Tres Personas, y no solo cuando se menciona al Hijo.

viernes, 26 de febrero de 2016

La comunión eclesiástica de las iglesias orientales

Las Iglesias Orientales, además de ritos propios, tienen una disciplina particular. Existe una clasificación jurídica de éstas. Un tipo de iglesia oriental son las patriarcales. En éstas existe un Sínodo Patriarcal, compuesto por todos los obispos de esa Iglesia. Este Sínodo puede erigir las eparquías (diócesis) en su territorio, así como elegir a los eparcas (obispos).

El Sínodo Patriarcal tiene el derecho de elegir a su Patriarca, que es la cabeza, el “primum inter pares”, el primero entre iguales.

A diferencia de otras iglesias orientales, en éstas el Patriarca no necesitan ser confirmados o nombrados por el Santo Padre. Lo único que debe de hacer el recién elegido Patriarca es solicitar la comunión eclesiástica al papa.

La comunión eclesial con el papa se lleva a cabo mediante un rito. Se celebra una Misa en la Basílica de San Pedro en la que concelebra el nuevo patriarca con el Prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales y, después de la consagración,  el cardenal prefecto toma la patena y el cáliz y se las entrega al nuevo patriarca. Este los recibe y se los devuelve al cardenal prefecto. Después, el cardenal prefecto toma la patena y el patriarca el cáliz y los muestran al pueblo. De esta forma se simboliza la comunión eclesial.


Les dejo un video de la Misa celebrada en 2011 en la que se realiza el intercambio público de la comunión eclesiástica con el nuevo Patriarca Maronita libanés Bechara Rai y el cardenal  Leonardo Sandri, Prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales


jueves, 25 de febrero de 2016

Epíclesis del rito maronita

La epíclesis es la invocación al Espíritu Santo. En la Misa se le para que el pan y el vino se conviertan en el Cuerpo y la Sangre de Cristo, y para que la comunión ayude a la salvación de los que participan de ella.

En el rito romano, la epíclesis para la transubstanciación se realiza antes de las palabras de la consagración, mientras el sacerdote extiende sus manos sobre el pan y el vino.

En el rito maronita, en cambio, la epíclesis tiene lugar después de las palabras de la consagración, y antes de ellas el sacerdote mueve sus manos para simbolizar el vuelo del Espíritu Santo sobre la oblación. Después el celebrante se arrodilla y pronuncia en arameo la fórmula de la epíclesis.


Les dejo otro video, en el que se ve la epíclesis en una misa maronita celebrada por el padre Alberto Meouchi.

miércoles, 24 de febrero de 2016

Consagración en arameo, idioma de Jesucristo

Uno de los ritos orientales es el maronita, que tiene su origen en el siglo V, que deben su nombre a San Marón. Además de San Marón, otros maronitas han sido canonizados como San Chárbel Makhlouf y Santa Rafka.

Algo particular del rito maronita es que la consagración es siempre en arameo, idioma de Jesucristo. Cuando el sacerdote canta las palabras de la consagración, nos trasladamos en este momento a la Última Cena, oyendo las palabras del Señor a sus discípulos diciendo: “Coman este es mi cuerpo, beban esta es mi sangre”. Escuchar de nuevo el eco de la voz de Cristo es algo que toca lo más hondo del corazón.


Les dejo un video de la consagración en el rito maronita. Celebra el padre Alberto Meouchi quien, por cierto, escribió un libro llamado “Alma de Cristo”, en el que desgrana la oración del mismo nombre compuesta como acción de gracias tras la comunión.

viernes, 19 de febrero de 2016

La preparación de las celebraciones papales

En este video explicamos la forma en la que se preparan las celebraciones litúrgicas que preside el Santo Padre en Roma.