Al poco tiempo del nombramiento de Mons. Guido Marini, los
demás ceremonieros empezaron a usar sobrepellices con encajes. Lo hacían con
las mismas reglas de uso que tenía el Maestro de Ceremonias: en las
celebraciones penitenciales o de difuntos usaban sobrepelliz sencilla; en las
capillas papales usaban sobrepelliz que terminaban totalmente en encaje en mangas y en la parte inferior; y
en el resto de celebraciones usaban sobrepelliz que solo tenía una parte de
encaje o vainica en las mangas y en la parte inferior.
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