Como decíamos ayer, el papa no comulgaba la Sangre de Cristo
en el altar sino en el trono. Para eso usaba un instrumento que se llamaba “fístula”,
una especie de pajilla, popote o cánula, con la que sorbía la Sangre de Cristo.
Con eso se evitaban accidentes que podían ocurrir al sumir
el Sanguis directamente del cáliz por el lugar en donde se
encontraba.
Después de que comulgaba el papa en el trono, en el altar el
diácono sorbía el Sanguis por la parte superior de la fístula, donde está la
boquilla, y después el subdiácono sorbía las gotas restantes en la fístula por
la parte inferior. Este dejaba la fístula en un bol de cristal, sumía el resto
del Sanguis y la partícula del Cuerpo de Cristo, y entonces se llevaban a
cabo las abluciones de los vasos sagrados, y al final se sorbía el agua del bol
por medio de la fístula, que quedaba así purificada. Luego se secaba todo con
purificadores.
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