Hasta hace algunos años, con los cirios pascuales de las
basílicas romanas y de las velas usadas en por el papa en la fiesta de la
Presentación del Señor, se elaboraban unos objetos de cera redondos u ovalados
en los que se grababa un Cordero de Dios con el lábaro de la Resurrección por
un lado y, por el otro, un tema religioso variado (generalmente un santo
recientemente canonizado). Por el motivo grabado a estos discos se les llama
Agnus Dei.
Esto no se hacía todos los años: únicamente en el primer año
de pontificado de un papa, cada siete años después de su elección, y en los
años jubilares.
Los Agnus Dei eran elaborados por monjes, y el miércoles de
la Semana de Pascua eran presentados al papa, quien los bañaba con agua
mezclada con crisma y bálsamo mientras decía unas oraciones consagratorias. Era
una especie de “bautizo” (lo digo como analogía por la efusión de agua).
En la misa papal del sábado siguiente (el sábado “in albis”)
celebrada en la Capilla Sixtina, después del Agnus Dei el papa ponía un paquete
con estos discos en la mitra invertida de cada cardenal y obispo que asistía a
la misa, quienes los regalaban a los fieles.
https://www.youtube.com/watch?v=x6JsLf5Dzbg
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