Les dejamos una foto del cáliz en una ceremonia papal. Se
puede observar que está cubierto con un velo. Anteriormente era de uso
obligatorio. Ahora es potestativo.
La presencia de cortinas y velos en la liturgia se debe al
culto judío. Por ejemplo, a la entrada del santuario en el templo de Jerusalén,
el velo era una señal de reverencia ante el misterio de la “Shekinah”, la
presencia divina.
El velo es un signo de la necesidad de no tocar con las
manos impuras, cosas sagradas: un símbolo de la pureza espiritual de la
necesidad de estar más cerca de Dios. Si la liturgia se compone de símbolos,
esta es una de las más importantes. En principio, los vasos sagrados, cuando no
esté en uso, siempre están velados para aludir a la riqueza que se esconde
allí.
El velo del cáliz es un pequeño paño del mismo color y tela
de la casulla (o siempre blanco), que sirve para cubrir todo el cáliz desde el
comienzo de la misa hasta el ofertorio; y luego, después las abluciones. En el
rito bizantino existen dos velos: uno para el cáliz y otro para la patena. En
el rito romano, a pesar de que la Instrucción General del Misal dice que es un
uso loable (núm. 118), en la práctica de las celebraciones actuales se omite de
forma rutinaria
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