Además de poner el Evangeliario abierto sobre el ataúd, en
las misas exequiales debe de cuidarse dos cosas más:
1.- La posición del cadáver. Siempre se pone frente al
altar. Si se trata de un laico, debe de ponerse de tal forma que los pies sean
la parte más cercana al altar. Si se trata de un clérigo, la cabeza del cadáver
debe ser la parte más próxima al altar. Eso se hace para que el cadáver se
encuentre en una posición similar a la que se colocó durante su vida durante
las celebraciones litúrgicas.
2.- Debe de colocarse el cirio pascual junto al féretro, en
señal de la unidad entre esa muerte y la muerte y Resurrección de Cristo,
fuente de esperanza de los católicos.
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