La posición de las manos en la liturgia es muy importante.
Siempre es significativa.
Si no se dispone otra cosa, las manos de los celebrantes y
los ministros deben permanecer juntas. Deben de observar esta disciplina mientras
están en el presbiterio y en las procesiones.
Ahora bien, existen muchas formas de tener las manos juntas.
Todos los días observamos distintas interpretaciones a la rúbrica de juntar las
manos. Hay quien las junta por debajo de la cintura, y hay quien entrecruza los
dedos.
A todo esto, ¿cuál es la forma correcta? La indica el Ceremonial
de Obispos, num. 107, nota 80, citando el viejo Caeremoniale:
Las manos se juntan, palma con palma, con todos los dedos
unidos, y el pulgar derecho cruzado sobre el izquierdo. El pulgar derecho debe
pegarse al pecho.
Les dejo una foto de una ceremonia del Papa Benedicto XVI en
donde se observa cómo debe de hacerse, y una de una procesión en la
beatificación de Pablo VI en donde se aprecia la diversidad de interpretaciones
personales que se le da a la rúbrica.
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