Decíamos que en las Capillas Papales el Santo Padre entraba
a la Basílica de San Pedro mientras sonaba una fanfarria tocada por trompetas
de plata.
Al frente de la procesión iba la cruz procesional acompañada
por siete velas y un turiferario. Atrás, un subdiácono portaba el Evangeliario.
Después iban los cardenales, obispos, y demás prelados que se compone la “capella
pontificia”, revestidos de acuerdo a su rango, y en el orden de precedencia
establecido. Al final de la procesión el Papa era en la silla gestatoria
acompañado de los dos flabelos a cada lado.
Durante la procesión de entrada el papa vestía la falda, el
amito, el alba, el cíngulo, la cruz pectoral, la estola, el manto (ornamento
similar a la capa pluvial), así como la tiara.
Estaba acompañado por un séquito que incluía la Guardia
Suiza con sus uniformes coloridos y miembros de la nobleza romana en vestido
formal de la corte. A veces, un dosel se llevó por encima del papa. El decano
de la Rota llevaba la mitra preciosa
El Papa era recibido en la puerta por los canónigos de la
Basílica de San Pedro encabezados por el Cardenal Arcipreste de la Basílica y
se dirigía a la capilla del Santísimo, donde se arrodillaba brevemente, apoyado
en un reclinatorio, para adorar al Santísimo Sacramento.
Tras ello iba al altar de San Gregorio. En ese momento se
cantaban los salmos de la Hora Tercia, mientras el Santo Padre se quitaba el
manto papal y la estola y se quedaba solo con la falda, el amito, el alba,
y el cíngulo, y se revestía con los
ornamentos para la misa, con el pectoral, la estola, la tunicela, la dalmática,
la casulla, el fanón, el palio, la mitra,
y el anillo del pescador.
Tras ello le daba el beso de la paz a los últimos tres
cardenales presbíteros y se dirigía al altar mayor para celebrar la misa.
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