martes, 14 de octubre de 2014

La geniflexión


La genuflexión es el máximo signo de reverencia y adoración que prevé la liturgia, por lo cual queda reservada al Santísimo Sacramento y a la Cruz, desde los Oficios del Viernes Santo hasta la Vigila Pascual.

La Instrucción General del Misal Romano indica:

“La genuflexión, que se hace doblando la rodilla derecha hasta la tierra, significa adoración; y por eso se reserva para el Santísimo Sacramento, así como para la santa Cruz desde la solemne adoración en la acción litúrgica del Viernes Santo en la Pasión del Señor hasta el inicio de la Vigilia Pascual.”

En la Misa el sacerdote que celebra hace tres genuflexiones siempre:

1.- Después de la elevación de la hostia
2.- Después de la elevación del cáliz
3.- Antes de la comunión.

Los concelebrantes únicamente hacen una inclinación profunda en estos momentos.

Adicionalmente puede hacer otras dos: si el tabernáculo con el Santísimo Sacramento está en el presbiterio, el sacerdote, el diácono y los otros ministros hacen genuflexión cuando llegan al altar y cuando se retiran de él, pero no durante la celebración misma de la Misa. Antes se decía que había que debían hacerla cada vez que los ministros pasaban delante del sagrario, pero eso se suprimió y ahora sólo se hace al inicio y al final.

Fuera de la misa, todos los que pasan delante del Santísimo Sacramento hacen genuflexión, a no ser que avancen procesionalmente.


Debe indicarse que los ministros que llevan la cruz procesional o los cirios, en vez de la genuflexión, hacen inclinación de cabeza.

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