lunes, 22 de diciembre de 2014

El cómputo del tiempo en el Anuncio de Navidad


Me preguntaban por qué el Anuncio de la Natividad empieza con las palabras “Octava Calenda de Enero”. Pues bien, intentaré responder esa cuestión.

El texto está tomado del Martirologio Romano y en ese libro las fechas, además de ponerse de acuerdo a nuestra numeración del tiempo, se ponen en conforme al calendario de la antigua Roma.

En ese calendario romano, había días de cada mes que tenían un nombre. Los días 1 de cada mes se llamaban “calendas”. De ahí surgió la palabra calendario. Por regla general los días 5 eran llamados “nonas” y los 13, idus (salvo en marzo, mayo, julio y octubre, que eran, respectivamente los días 7 y 15). A partir de estos nombres, se podía designar los demás días, indicando los días que faltaban para un día con nombre. Por ejemplo, para decir 4 de febrero se decía “segundo nona de febrero”, es decir, el día segundo antes del día nona de febrero.

De esta forma, después del día 13 de un mes los días se indicaban mencionando el número de jornadas que quedaban para el inicio del siguiente. Así, el 25 de diciembre, por ser posterior al 13 debe de nombrarse indicando el nombre del siguiente mes.

Si el 1º de enero es el “calendas de enero”, para decir 25 de diciembre hay que contar cuántos días desde el 25 de diciembre faltan para el 1 de enero, que son 8.

Así pues, el 25 de diciembre, de acuerdo al calendario de la antigua Roma es el “octavo calendas de enero”, y por eso empieza así el pregón navideño.

Después de indicar el nombre del día conforme al calendario romano, se indica el número de día de acuerdo al calendario lunar, propio de los judíos, señalando en qué luna nos encontramos. El número de luna varía cada año, pues no corresponde el ciclo de la luna al del sol. Pero para poder anunciarlo en el pregón, hay que conocer la fecha de la última luna nueva y, a partir de ello, se cuentan los días que han pasado desde la última luna nueva hasta el 25 de diciembre.

Por ejemplo, en 2012 habían pasado 11 días desde la luna nueva y se cantó “luna undécima”, y el 2010 habían pasado 19 días y se cantó “luna decima nona”, y el año pasado “vicésima segunda”


Con base en estas formas antiguas de calcular el tiempo es que se inicia la proclamación o anuncio de la Natividad del Señor en la liturgia.

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