En los últimos años, hemos
visto fuertes tormentas durante celebraciones litúrgicas presididas por el
Santo Padre durante sus viajes apostólicos. Una de ellas fue durante la vigilia
de oración en la Jornada Mundial de la Juventud de Madrid con el papa Benedicto
XVI (foto 1). La segunda fue la semana pasada, en Filipinas, con el papa Francisco (foto 2).
Cuando a Mons. Guido Marini le preguntaron en una entrevista
sobre la lluvia en Madrid, contestó lo siguiente:
“Estuvimos bastante serenos porque el Papa estaba muy
sereno, también. La mayor preocupación era que el Santo Padre estuviera
protegido de la lluvia, del viento y de posibles imprevistos. Más allá de esto,
lo vivimos con una cierta serenidad y lo llevamos todos en el corazón como un
recuerdo muy hermoso, como sucede en estos casos. Tal vez son estos imprevistos
los que luego permanecen en el recuerdo como momentos particularmente sugestivos
y, al final, de gracia.”
No hay comentarios:
Publicar un comentario