En el diálogo que introduce el prefacio se prevén gestos que
debe realizar el celebrante: cuando dice “El señor esté con ustedes” debe de
extender las manos. Después, mientras dice “Levantemos el corazón”, el
sacerdote debe elevar las manos que ya tenía extendidas. Una vez que el pueblo
responde “lo tenemos levantado hacia el Señor” debe continuar con el prefacio
con las manos extendidas.
Esto es lo que marcan las rúbricas. Sin embargo, es común
que los sacerdotes al decir “demos gracias al Señor nuestro Dios” junten las
manos e, incluso, que se inclinen un poco. Tal vez lo hacen para significar con
ello el espíritu de humildad que hay en una acción de gracias. Hay que señalar
que el Papa Benedicto XVI y el Papa Francisco realizan este gesto.
Sin embargo, en las rúbricas del misal no se prevé, sino
que, por el contrario, se establece que deben de mantenerse las manos
extendidas, y consecuentemente, el cuerpo erguido.
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