El próximo lunes es la Solemnidad de los Santos Apóstoles
Pedro y Pablo. En los últimos años, con motivo de esa solemnidad, el papa
imponía el palio a los arzobispos metropolitanos nombrados en el último año.
Sin embargo, el papa Francisco ha decidido cambiar la
modalidad de la entrega del palio a los nuevos arzobispos metropolitanos. Con
una carta enviada a las nunciaturas apostólicas, con fecha del 12 de enero de
2015, el maestro de ceremonias pontificias, monseñor Guido Marini, ha
comunicado esta decisión del Papa.
La cinta de lana blanca, que simboliza la oveja en los
hombros de Jesús Buen Pastor, será entregada y ya no “impuesta” por el Santo
Padre, como era tradicional el 29 de junio, festividad de San Pedro y San
Pablo. De este modo, la imposición del palio a los nuevos arzobispos se
realizará en sus diócesis de origen por parte los nuncios apostólicos.
Sobre esta nueva decisión del papa Francisco monseñor Marini
explicó que el próximo 29 de junio, los arzobispos metropolitanos estarán
presentes en Roma, concelebrarán con el Santo Padre, participarán en el rito de
bendición de los palios, pero no habrá imposición, simplemente “recibirán el
palio designado para ellos de parte del Santo Padre de forma más sencilla y
privada”. Por tanto, la imposición se efectuará en sus diócesis de pertenencia
y, en un segundo momento, en presencia de la Iglesia local y en particular de
los obispos de las diócesis sufragáneas acompañados por sus fieles.
El significado de esta modificación -ha explicado monseñor
Marini- es evidenciar con más fuerza la relación de los arzobispos
metropolitanos con su Iglesia local y
por tanto, dar también a más fieles la posibilidad de estar presentes en este
rito tan significativo para ellos, y también particularmente a los obispos de
las diócesis sufragáneas, que de esta forma podrán participar en el momento de
la imposición.
Asimismo, monseñor Marini precisa que en este sentido “se
mantiene todo el significado de la celebración del 29 de junio, que subraya la
relación de comunión y también de comunión jerárquica entre el Santo Padre y
los nuevos arzobispos, y al mismo tiempo, a esto se añade -con un gesto
significativo- esta unión con la Iglesia local.”
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