¿Por qué son tan bellas las ceremonias litúrgicas papales?
La respuesta es porque todo está planeado. “No se deja nada a la improvisación”
contestó Mons. Piero Marini en un libro hace unos años.
Todo se planea con tiempo de anticipación: se deciden los
textos litúrgicos y quién realizará cada acción durante la ceremonia.
Además, se realizan ensayos con los acólitos. El día
anterior a cada ceremonia se ensaya con todos los acólitos y lectores, y una
hora antes de la cerebración se repite el ensayo.
Pero esto no basta. Hay que contar con medios que hagan
efectiva la planeación. Este es el trabajo de los ceremonieros pontificios.
Ellos se encargan de acompañar a todos los que tienen una encomienda y les
recuerdan en cada momento qué deben realizar.
En una ceremonia participan distintos ceremonieros. Hoy
analizaremos al primero.
El primer ceremoniero es, ordinariamente, el Maestro de las
Celebraciones Litúrgicas del Sumo Pontífice. Además de dirigir la planeación,
durante la celebración el se encarga del Santo Padre. Se encuentra siempre
detrás de él, a su izquierda. Si lo vemos de frente, está a su derecha.
El es el Maestro de Ceremonias, es decir, el jefe de la
ceremonia, y como tal, el va mandando durante la celebración. Con una ligera
inclinación de cabeza o moviendo discretamente la mano, ordena que se acerquen
al papa los acólitos, o que se le quite la mitra.
Este primer ceremoniero se encarga de irle recordando al
papa todo movimiento que debe hacer. Antes de la ceremonia, lo ayuda a
revestirse. Durante ésta, le va dando las indicaciones de qué leer o qué hacer.
Si el Santo Padre decide realizar un cambio, se lo avisa, y
el primer ceremoniero y éste dispone lo necesario para llevarlo a cabo.
Además se encarga de dos cuestiones por encontrarse a la
izquierda del papa: los servicios que se le prestan desde este lado y que son
el acercarle el misal y pasarle la férula. El primer ceremoniero da la
indicación al ministro de misal (un acólito) que se acerque. Además, le pide al
ministro de férula que se acerque para recogerla cuando el maestro se la quita
al papa, o para dársela (procesión de entrada, lectura del evangelio,
bendición, etc.)
Para ilustrar esta entrada preparamos el siguiente video
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