Ayer comentábamos que los arzobispos reciben el palio de
manos del Santo Padre en la solemnidad de los santos apósteles Pedro y Pablo.
Únicamente lo reciben aquéllos que fueron nombrados arzobispos en el último
año.
Los palios que se le imponen son confeccionados siguiendo
una antigua tradición. En la festividad de santa Inés, 21 de enero, se le
presentan al papa unas ovejas, para que las bendiga. Tras la bendición son
trasquiladas estas ovejas, y con la lana las Oblatas de San Francisco, de Roma,
elaboran los palios.
Debajo del altar de la confesión de la Basílica de San Pedro
hay un cofre. Muchos piensan que ahí se encuentran los restos de San Pedro. Pero
no es la tumba del Apóstol. En ese cofre se guardan los palios que elaboraron
las monjas.
Por ese motivo, en la misa de la solemnidad baja un diácono
a este lugar y toma los palios que se van a entregar. Los sube en una bandeja
de plata y de ahí los va tomando el Santo Padre e imponiendo a los arzobispos
tras la homilía.
Les dejo una imagen de este lugar, que se conoce como
“sepulcro de San Pedro”, aunque ahí no estén sus restos, así como de los palios
recién salidos del cofre, y otra más de los diáconos trasladándolos.
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