El próximo domingo será el V de Cuaresma, y con ese motivo
comentaré una tradición propia de esa celebración.
Antes de las I Vísperas V Domingo de Cuaresma se cubren con
velo morado todas las cruces que haya en los altares o fuera de ellos, que
estén expuestas al culto y veneración de los fieles, incluida la cruz procesional.
También se cubren con un velo todas las imágenes igualmente expuestas al
culto en las iglesias. Anteriormente era una norma obligatoria, y hoy es
potestativo. A mi me gusta que se haga porque es un símbolo fuertemente
catequético.
No obstante, se permitía llevar las imágenes descubiertas en
las procesiones y exponer en la iglesia la Virgen Dolorosa con su Hijo muerto
en los brazos el Jueves y Viernes Santo, así como que pudiera estar descubierta
la Dolorosa en el altar el Viernes de Dolores.
Existía la costumbre de cambiar el velo morado por uno
blanco en la cruz del altar mayor para los oficios del Jueves Santo.
La cruz se descubre en el oficio del Viernes Santo para ser
adorada a continuación. Esto se puede hacer mientras se canta el “Mirad el
árbol de la cruz…”, o antes (depende del rito que se elija). Las otras imágenes
se descubre mientras se entona el Gloria durante la Vigilia Pascual.
Les dejo una foto de una misa papal en la Capilla Sixtina
con la cruz velada en blanco, una de Pio XII celebrando la misa en la Basílica
de San Pedro con la cruz velada, y una de Benedicto XVI desvelando la cruz en
Viernes Santo.
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