El Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica define la
liturgia de la siguiente forma: “La liturgia es la celebración del Misterio de Cristo y en
particular de su Misterio Pascual. Mediante el ejercicio de la función
sacerdotal de Jesucristo, se manifiesta y realiza en ella, a través de signos,
la santificación de los hombres; y el Cuerpo Místico de Cristo, esto es la
Cabeza y sus miembros, ejerce el culto público que se debe a Dios.”
A partir de esta definición, es claro que en el centro de la
acción litúrgica de la Iglesia es Cristo, Sumo y Eterno Sacerdote, y de su
misterio pascual de la Pasión, Muerte y Resurrección. Durante muchos siglos, el
signo elegido por la Iglesia para la orientación del corazón y el cuerpo
durante la liturgia es la representación de Jesús crucificado.
La centralidad de la cruz en la celebración se destacó más
en el pasado, cuando no existía la costumbre de que el sacerdote viese a los
fieles. Por esta posición del sacerdote, todos miraban hacia el crucifijo
colocado en el centro, sobre el altar.
Sin embargo, por la costumbre actual de celebrar "hacia
el pueblo", el crucifijo a menudo se coloca en la pared del presbiterio,
con lo que pierde la ubicación central de la celebración.
El entonces Cardenal Ratzinger, en su libro “El espíritu de
la liturgia” apunto que sería bueno “colocar la cruz en el centro del altar, para
que la puedan ver tanto sacerdote como los fieles, y de esta forma ser guiados por
el Señor, y de esta forma, orar juntos”.
Siguiendo estas enseñanzas, tras el nombramiento de Mons.
Guido Marini como Maestro de las Celebraciones Litúrgicas del Sumo Pontífice,
se puso un crucifijo en el centro del altar. Así, tanto el papa como los fieles
veían hacia el mismo lugar: hacia cristo crucificado.
Esta costumbre ha sido confirmada en el pontificado del Papa
Francisco. Todos los días, en Santa Marta, celebra la misa con un crucifijo en
el centro del altar. Además, en las celebraciones que ha presidido en cualquier
templo o lugar que ha visitado, se ha puesto el crucifijo en el centro del
altar.
A partir del Consistorio para la creación de nuevos
cardenales, el crucifijo ha sido de un tamaño más pequeño de lo que
anteriormente se usaba. Creo que esto sólo es un dato anecdótico, porque su
función la cumple. Me llama la atención como, siempre que el papa llega al
altar se queda viendo el crucifijo. Lo mismo durante la plegaria eucarística.
Tal vez sea una práctica que se deba seguir en todas las
iglesias. El Papa Benedicto XVI y el Papa Francisco nos han puesto el ejemplo.
Pongamos la cruz en el centro de la celebración. Así recordaremos aquello que
dijo Santa Rosa de Lima y que reproduce el Catecismo de la Iglesia Católica (n.
618): “Esta es
la única verdadera escala del paraíso, fuera de la Cruz no hay otra por donde
subir al cielo”.
Existen parroquias donde en el centro del altar (en la pared) la cruz se encuentra a un costado mientras en el centro del altar ponen la imagen del patrono y de algun arcangel. En algunas capillas se hacen la celebraciónes en la parte que se conoce como "Santisimo" donde se coloca la sagrada forma pero no hay ninguna cruz y toman como valida el lugar donde se resguarda al Señor en la sagrada forma. Es valida estas formas que comento?
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